marți, 13 aprilie 2010

Yo, el misógino

Eres un inútil! me gritó
luego se alejo huyendo
por las escaleras, tropezando,
tapándose los ojos con la mano.
Yo, tranquilo, en la puerta,
dueño de un territorio vasto y neutro. Yo, el solitario,
Audaz, valiente, lleno de un misoginismo rudo,
la observaba.
Ella, abajo, su mano tapando sus ojos,
Luchando por no llorar
o llorando ya. ¿Que es lo que hay que hacer?
¿Comprarme un animal de compañía,
leer toda la biblioteca
o mejor marcharme al Polo Norte? Y cuando
ella desaparecía definitivamente de mi área visual,
ya me empezaba a ver como el héroe de la expedición,
con una zorra plateada en los hombros,
una zorra para que tenía que dar explicaciones de aquí a un año,
a las organizaciones para la protección de los animales, mientras ella
desfilaba debajo de las plumas extraordinariamente grandes y blancas,
vestida en su cuero
y completamente inocente.

Traducido del rumano por Fabianni Belemuski

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