Eres un inútil! me gritó
luego se alejo huyendo
por las escaleras, tropezando,
tapándose los ojos con la mano.
Yo, tranquilo, en la puerta,
dueño de un territorio vasto y neutro. Yo, el solitario,
Audaz, valiente, lleno de un misoginismo rudo,
la observaba.
Ella, abajo, su mano tapando sus ojos,
Luchando por no llorar
o llorando ya. ¿Que es lo que hay que hacer?
¿Comprarme un animal de compañía,
leer toda la biblioteca
o mejor marcharme al Polo Norte? Y cuando
ella desaparecía definitivamente de mi área visual,
ya me empezaba a ver como el héroe de la expedición,
con una zorra plateada en los hombros,
una zorra para que tenía que dar explicaciones de aquí a un año,
a las organizaciones para la protección de los animales, mientras ella
desfilaba debajo de las plumas extraordinariamente grandes y blancas,
vestida en su cuero
y completamente inocente.
Traducido del rumano por Fabianni Belemuski
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